Las líneas rojas en política: no todo vale



Las líneas rojas en política: no todo vale

Los ataques que ha recibido la familia Maragall esta semana, y antes otros cargos públicos, no se deberían repetir

En política no vale todo. Hay líneas rojas que no se deben cruzar. Los insultos, las faltas de respeto y los ataques vandálicos se deben erradicar. Jamás deben usarse para descalificar, menospreciar a adversarios políticos o provocar destrozos en las sedes de partidos porque no se comparten ideas o posicionamientos sobre uno u otro tema. 

Los periodistas y los medios debemos denunciar siempre este tipo de actitudes y hechos y evitar siempre avivar las llamas de un conflicto. Pido desde estas líneas disculpas si en algunas ocasiones he podido contibuir a ello.

Faltar al respeto a los enfermos de Alzheimer

El último episodio que se ha vivido en Barcelona es una vergüenza: una imagen de Ernest Maragall y de su hermano Pasqual acompañada de la frase Fora l'Alzheimer de Barcelona.

El exalcalde Pasqual Maragall lleva años luchando contra esta terrible enfermedad, y como él cientos de personas, miles en todo el mundo, y familias que ven como a sus seres queridos van perdiendo la memoria, la capacidad de pensar y la habilidad para hacer las cosas más sencillas.

Tuit de Ernest Maragall / Foto: Twitter-Ernest Maragall

Atacar a Ernest Maragall con esos carteles me provoca mucho asco; insultar y no respetar a las personas que padecen Alzheimer, como el expresidente de la Generalitat, también.

Imágenes en tres sedes y en la calle

Fuentes de ERC han explicado que las imágenes aparecieron el viernes en tres sedes del partido en Barcelona, así como en la calle de Les Corts y en las plazas de Catalunya y de España.

El candidato a la alcaldía ha presentado este domingo una denuncia ante los Mossos a título personal. Tanto la policía autonómica como la Guardia Urbana tienen abierta una investigación. Por el momento, los agentes todavía están revisando las cámaras, pero tienen en el punto de mira a tres hombres de mediana edad, apuntan fuentes republicanas.

Lo que estos días vive la familia Maragall no es nuevo, ni, por desgracia, será el último caso. Antes otros políticos de izquierdas y derechas han sido insultados o agredidos, han sufrido escraches o han visto como las sedes de sus partidos eran atacadas o incendiadas. 

Tuit de Colau por los insultos recibidos en una manifestación de Vox / Foto: Twitter-Ada Colau

Insultos a Colau y Arrimadas

Una víctima habitual de estos ataques es la alcaldesa Ada Colau. En 2020, Colau fue ofendida en un manifestación de Vox en Barcelona. El pasado otoño recogía en Metrópoli insultos a Colau en el urbanismo táctico de Glòries. En 2017, Inés Arrimadas, entonces líder de Ciudadanos, recibió un trato vejatorio mientras paseaba con su marido por Les Corts. Y el PSC vio en 2020 como la sede de la calle de Pallars era atacada con material incendiario.

Con las elecciones municipales a las puertas, sería bueno tener una campaña sosegada, de confrontación ideológica, debates y propuestas, pero sin llegar jamás al insulto ni a los ataques, y los periodistas debemos contribuir a ello.

Y los ciudadanos, si ven un tenderete de algún partido político y éste no es de su cuerda, no hace falta que se detengan a insultar, y menos agredir a quienes defiendan su proyecto ideológico. Algún caso ha habido estos últimos meses en Barcelona de agresión a un cargo público y bueno sería que no se repitiera. 

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